lunes, 10 de octubre de 2011

GENTES DEL PER

El señor Durán, de la coalición catalana Convergencia y Unión, tan instruido como parece, le hace falta recorrer los pueblos de España (esa tierra que él llama Estado Español) –especialmente andaluces- para conocer de cerca cómo son y cómo viven sus habitantes, pues tan encerrado está en su vetusto nacionalismo que no ve más allá de sus narices.

El señor Duran, correligionario de Arturo Más presidente de la Comunidad Autónoma de Cataluña (otro que tal), ha dicho que “hay sitios en España que, con lo que nosotros aportamos al Estado, reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo”. Algo de razón tiene el político, pero convendría que se informara mejor.

Desde antes del amanecer al bar del pueblo acuden los jornaleros esperando que llegue el maná de un trabajo temporal. En la barra se toman un carajillo, una mezcla de café y coñac o anís, porque su bolsillo no da para más. Si pasada una hora, o a lo suma dos, nadie les reclama, se salen a tomar el fresco si es verano, o se van a su casa al calor de la lumbre. Así día tras día el bar se convierte en el lugar donde se busca el jornal.

En la época de sembrar, los jornaleros tienen más trabajo y lo que ganan lo ahorran para pasar el invierno. Mientras el grano sembrado fecunda y empiezan a crecer las espigas, pasan varios meses escasos de trabajo hasta que llega el tiempo de la siega, y de nuevo los hombres empiezan sus faenas trabajando de sol a sol. La trilla, el acopio y el transporte completan el ciclo. De nuevo al bar a esperar lo que Dios quiera.

Como Andalucía es tierra de olivos y almendros, también hay trabajo a la hora de recoger sus cosechas que ahora facilitan las máquinas. Esto ocurre en otoño y en invierno.

Los que cobran el PER no están tan ociosos como dice el señor Durán. Las calles de los pueblos andaluces están más limpias que las de muchas grandes ciudades. Los regueros, acequias, arcenes o cauces se desbrozan en verano para facilitar las riadas de las lluvias de invierno. Esto, y muchas fachadas encaladas, lo hacen gentes del PER, que es su único medio de sustento.

Más le hubiera valido al señor Durán hablar de solidaridad hacia esa gente que cobra un mísero dinero del PER en vez de reclamar más fondos para una región, -tan española como cualquier pueblo andaluz-, a la que en tiempos emigraron miles de andaluces que se han dejado la piel para lograr la prosperidad de Cataluña. Aquellos que se fueron, o sus hijos, son los que en vacaciones regresan a sus pueblos y encuentran la solidaridad, de la que el señor Durán, escasea arrimados a la barra del mismo bar donde otros buscan trabajo saboreando el carajillo de la mañana.