viernes, 3 de agosto de 2012

Carta a Robledillo 3 de agosto de 2012

Estimado Robledillo:

Uno de estos domingos estuve en el bautizo de un sobrino nieto en el Santuario de la Virgen. Todo muy familiar y agradable. La ceremonia del bautizo fue tan ruidosa como la de una boda, porque la gente –aunque sea la familia, como en este caso- habla mucho, se distrae, no participa en el rito y está deseando irse al restaurante.

Ya en el comedor encontré a tu amigo al que llaman el Catines que lucía un enorme mostacho sacado de un cuadro de principios del siglo XX. Por el bigote me recordó a mi padre que llevaba uno igual. Por eso lo de Paco “Bigotes”, que ya se sabe que en los pueblos te conocen más por el apodo que por el nombre. Hace ya muchos años, cuando yo vivía más tiempo en el pueblo, se me ocurrió hacer una lista de los apodos de la gente, y me salió redonda. Se la presté a un amigo y ya nunca supe más de ella. La perdería. Hoy sería un buen recuerdo de muchos paisanos.

El Catines (lo llamo a sí porque no se su nombre) me contó que llevar el mostacho le había servido para presentarse a un concurso de barbudos y bigotudos de todos los países que se reúnen todos los años para elegir el campeón mundial. El año pasado la cita fue en Noruega y allá que fue con su mostacho. Me enseñó algunas fotos de barbudos y bigotudos muy originales. Este año piensa ir a Las Vegas a competir, y aunque el bigotazo lo cuida mucho, me confesó que es de una modalidad algo pasada y no tiene nada que hacer, pero va porque se divierte.

En plan de broma le dije que invitase a los sindicalistas Méndez y Toxo, uno barbudo y el otro bigotudo, al concurso de Las Vegas, y casi se me lanza a la yugular. Para calmar los ánimos le hablé de Rajoy, pero contestó que su barba es de andar por casa: vulgar.
Para tirarle de la lengua insistí en lo de los sindicalistas (ya llevábamos un par de cervezas) y  entonces se le soltó la lengua. ¡Mira! me dijo, Méndez tiene una poblada barba de cien días por lo menos, muy poco cuidada. Da la impresión de que le repele un buen gel de baño o un champú, y mira que hay clases. Toxo lleva un bigotillo de los años 50 y 60, similar al que lucía Franco. ¿A que tiene su gracia? Para ir a ese concurso, Méndez tendría que recortar un poco su barba y usar algo de gel de vez en cuando. A Toxo le recomendaría que se dejara crecer el bigote hasta parecerse al de Stalin que le iría mejor y son del mismo partido. Con el aspecto que tienen ahora, tan antiguo como sus ideas, no pasarían la primera prueba del concurso.

Después del mitin que me echó –ya por la tercera cerveza- nos separamos para irnos a la mesa que cada uno tenía asignada. Desde ese momento le perdí de vista.
A los dos o tres días vi en la prensa una foto de Méndez al que abucheaban en una plaza de Madrid mientras tomaba un refresco llamándole de todo menos bonito, y recordé la conversación con tu amigo Catines.

Ni a ti ni a mí nos van a invitar al concurso de barbudos y bigotudos porque ninguno llevamos barba o bigote, pero lo pasaríamos bien con las cosas del Catines. 

Ya te contaré más, que hoy hace mucho calor.