martes, 1 de septiembre de 2015

Carta a Robledillo 1 de septiembre de 2015

Estimado Robledillo:

En mi retiro agosteño del altiplano granadino, madrugar, ver salir al correo –un ómnibus que recoge viajeros en los pueblos para la ciudad-, andar una hora a buen paso, arrearse un café con tostada y aceite y comprar el pan, es un rito bienhechor para estimular el cuerpo y rearmar el espíritu de cara al día que empieza a desperezarse.

Andando entre las rastrojeras, el olor a campo alfombrado por el rocío de la noche es cortesía de la madre naturaleza, que Dios nos da. La tierra exhala un agradable vaho a humedad. El camino cruza entre olivos de verde fruto, salpicado por alguna hierba que aroma el ambiente con perfume silvestre. A veces un reguero de cagarrutas revela el paso de un rebaño ovejuno que ha pasado la noche al raso. Me acompaña un grato silencio roto por el canturreo de una bandada de volátiles, no me preguntes orden ni especie, que cruza de norte a sur en perfecta formación. Van a su aire. Se alejan piando chácharas canoras; charlas de pájaros, pienso yo. Arriba del cerro se recorta la torre de la iglesia mientras el sol sienta sus reales en el horizonte.

Ya en el bar cae algo de charla con éste o con aquel; intercambio de sal y pimienta para echar el rato mientras se sorbe el café y la tostada, o el carajillo según costumbre. Luego sigue la espera del pan crujiente que reparte Andres al vecindario, con propina de dimes y diretes según convenga, que en eso es maestro. Una de las mañanas el reparto lo hizo Andres hijo, y me despidió con un “Adiós, buen hombre” que me sonó a gloria. ¡Qué gozo lo de “buen hombre”, que es dicho de subirse el pavo! No es extraño, porque lo común en este pueblo es saludar con “Buenos días nos de Dios”, “Vaya usted con Dios”, o “A la paz de Dios”. Nadie te despacha con un anodino “Hasta luego” o “Chao” o “Bye” y el muá muá de un beso sosaina por allá y otro por acullá. En la modernidad el nombre de Dios es vano. Hace unos veranos un chico de Barcelona de 10 años pasó unas semanas con su abuela, Yaya le llamaba. Al llegar la hora de ir a la cama, tras un rato a la fresca con los vecinos, la abuela avisaba al mozo para dormir y se despedía con un “Hasta mañana si Dios quiere”. Una noche el chico preguntó “Yaya, ¿qué es si Dios quiere?”. 

Es posible que algún sabiondo (¿?) erudito dijera del lugar que es la Andalucía profunda. Desde luego no es Marbella, ni Punta Umbría, ni Mojacar, por decir algo. Los lugareños aquí viven de sol a sol y faenan en el campo; unos cobran sus pensiones y otros otras regalías; es tierra de cereales, olivos, almendros y pronto campo de pistachos. En las fiestas patronales hay disfrute y diversión; son gentes agradecidas, se conforman con muy poco, tienen coches desvencijados, pero no les falta el televisor ni una buena lumbre en invierno o la sombra bienhechora en verano.

Aquí es donde paso varias semanas del verano, deseando que pare el tiempo, en la tranquilidad de un paraje ya familiar, platicando de lo que se tercie con Ramón, Damián, Cirilo, o con Dorotea, Lorenza, Emilia, que son nombres comunes, pues abundan más los conocidos por apodos que por su nombre de pila.

Por estos lares, cuando un pueblo no está de fiesta, está el vecino. Este tiene por patrón a San Roque que mora todo el año en una ermita cercana, salvo en las fiestas que se trae a la Iglesia Parroquial. Durante el festejo se rompe el sosiego habitual con el sonoro chimpúm de una música estridente, común ya en todas las ferias. Al llegar San Roque el pueblo se pone de gala: Se encalan paredes, se barren las calles, se riegan macetas, se adorna la plaza, se podan los arboles, se tiran cohetes, se luce peinado, se bebe, se come y se baila… Al santo patrón se le rinde una nueva idolatría, se pasea por el pueblo, convertido en ídolo de una gente que sube a la iglesia solo para acompañarlo, o… cuando hay un muerto, (que es cosa frecuente) y eso que el cura Don Salva es de los que atraen al personal.

San Roque es uno de los grandes santos populares que tiene devoción en todo el mundo. Hay muchísimas iglesias y capillas con una imagen de él por los favores que a lo largo de los siglos ha concedido en épocas de enfermedades y de peste.  Él mismo se contagió de peste y se marchó a un bosque próximo de la ciudad donde vivía y fue un perro el que le llevaba cada día un panecillo para alimentarse.

Para los asiduos al lugar, cuyo aliciente es el sosiego y la no prisa, las carreteras estrechas sin línea continua, de curvas cerradas y firme ondulante, son un fielato contra la afluencia de foráneos. Ya podían los gobernantes gastar unos cuartos en arreglarlas como Dios manda, aunque si son de la época franquista estarán incursas en lo de la Memoria Histórica del sagaz Zapatero, y entonces apaga y vámonos. Por la pinta yo creo que son anteriores.

Un día de estos tropecé con un hombre que no había visto antes. Nos dimos a conocer mentando nuestros ascendientes. Ahora vive en Tarragona y había venido para dos semanas. Empezó a hablar de cuando vivía aquí. De mozuelo tenía un tirachinas hecho con dos tiras de goma recortadas de una cámara vieja de coche, un trozo de cuero fuerte y un trozo de rama en forma de Y, con el que cazaba  gorriones o a veces caía un conejo sin dueño. Le era más fácil atinar que con una escopeta de perdigones. Ahora, dijo, los muchachos juegan a la guerra con artilugios como la Playtasion con enemigos imaginarios y feos, y no saben lo que es una liebre corriendo campo a través que no hay quien la alcance. Como no soltaba la hebra le apremié un poco y le dije que ya nos veríamos otro día para seguir, y ahí quedamos.

Pasó la fiesta de la Asunción de la Virgen, la que en nuestros años mozos era la Virgen de Agosto, que era día de ir a la playa. Por la mañana repicó la campana llamando a Misa y subieron los más devotos. Refrescó el tiempo y me dije que ya te contaría más cosas.

Cuídate, y deja algunos cuartos de la pensión para que te pagues algo.

viernes, 24 de julio de 2015

Carta a Robledillo 24 de julio de 2015

Estimado Robledillo:

Una carta de nuestro amigo Antonio, el menor de los Ramblas, en la que me escribe de vuestro encuentro, con el botijo en ristre, me ha dejado con la miel en los labios, porque –dice- que en otro momento me hablará de Pedro Sánchez, el político lidereso made in camisa blanca, y eso me escama. No sé si Antonio, el menor etc. etc., quiere ilustrarse sobre el “prenda” este que quiere cambiar la Constitución para que España sea un estado federal -¡qué perra ha cogido el gachó!- que digo yo que, ya puestos y por el mismo precio, dé un paso más y puesto que una nave de la NASA ha llegado a Plutón, ¿por qué no un estado sideral, el sumun de los Estados, y que la ciudadanía pueda circular montado en `drones` inter-planetarios sin tasas aduaneras?. A eso me punto, ¡fuera fronteras planetarias!

A este mozo, de tan poco fuste y mucha labia, le diría una cosa y le pediría otra. Mira chaval, -le diría- nos pasamos la vida a bastonazos unos con otros por la (des)gracia de personajes de ombligo estrecho cuya única historia que conocen parece de mentirijillas. Oye guaperas con el federalismo ¿qué vas a arreglar? Deja en paz la Constitución y aprende a sacarle todo el jugo posible, como los franceses que llevan desde 1958 con el mismo Texto Legal, o los “indios” de USA que la tienen desde 1787 y se la saben de carrerilla. Y del Reino Unido ni te cuento: No tiene ninguna y maldita falta que le hace; solo tiene leyes, sentencias judiciales y formas de vida y tan felices.

Por si no me hace caso, que es lo que espero, le pediría una explicación de andar por casa para que los escasos de lustre, como tú y yo, entendamos del tirón las ganas de enredar que tiene, sin que esconda riesgos, aunque colijo que el ´cambio´ que haría (llevo oyendo esta palabra desde que en 1808 Daoiz y Velarde dijeron a los franchutes que de cambio nanay) sería la obligación de llevar camisa blanca y la abolición de la corbata, porque como lo demás no cuenta para nada, para que tocarlo. Eso sí, aumentaría la producción de camisas blancas, y así uniformados nos tomarían por camareros.

Otros que hacen de su capa un sayo, aunque sea con un retal, son los del bando opuesto. Para tener contento al personal han abierto la cueva del tesoro, han destapado el cofre del parné y se han puesto a repartir eurillos para que este verano tú y yo tengamos para dos “convidás” sin tener que pedirlas “fiao” en Ca´Juan. Si tu pensión sube 5 euros y con otros 5 de la mía, ya tenemos para una ración de boquerones en aceite.

Pero si con solo esto, que no es malo, los del bando opuesto creen que van a camelarse al personal, aviados están por muy temprano que se levanten. Un amiguete me ha dicho “menos números y más ideas”. Se le soltó la lengua y aclaró que si no espabilan y se ponen las pilas de los principios de humanismo cristiano, el fervor de los eurillos volará como el humo, porque muchos queremos más proximidad con el prójimo, más defensa del bien común, más justicia y menos regates a la Constitución y más firmeza que, con menos de cuarenta años, está como moza de buen ver. Si hacen esto, como dice el amiguete, yo me dejo de “drones” y monto en globo. O sea, que ahora toca ir al rescate del sentido común.

Y luego está el resto, el gremio de charlatanes de tópicos, algunos tan antiguos como el candil de aceite, que, con un par de palabros de uso obligatorio, “calidad y sostenible”, hablan como doctos en ciencia infusa, pero, o no dicen nada o solo obviedades, como lo del Programa de Impulso a la Construcción Sostenible de nuestros gerifaltes, que hay que ser gaznápiro. Oye, cuándo hiciste la casa donde vives desde hace cincuenta años, ¿la construiste sostenible o no? ¿O es que antes las casas no se sostenían? De lo que no dicen ni pio es lo insostenible que resultan los impuestos que pagamos por tener una vivienda “digna”, como dicen ahora, y no como el puente donde vivía Carpanta. También han reinventado el transporte sostenible, o sea la bicicleta, que era poco sostenible porque más de una vez me tiró por los suelos. Como no tenía frenos, para frenarla apretaba el pié sobre la cubierta y más de una vez metí la alpargata entre los radios, y zas ¡tierra! y desollón. Como la bici es de tiempos del dictador a lo mejor le aplican la Memoria Histérica y la quitan, y lo mismo podrían borrar la Seguridad Social y el tren Talgo, de la misma época, a poco que se les ocurra, aunque creo que lo que quieren es  resucitar a Franco para darle masculillo.

Como con la caló se ha salido la tinta del bolígrafo, otro día te contaré lo de las “nacionalidades hispánicas” a cuenta del cambio climático.

jueves, 2 de julio de 2015

Carta a Robledillo 2 de julio de 2015

Estimado Robledillo:

Hablan en la tele, y no paran, de una ola de calor, la primera del verano, y lo explican con mapas de colores amarillos, naranjas y rojos para molestar al prójimo que somos tú y yo con el invento de las alertas, que es lo más moderno que despachan en la tienda del clima, ahora llamado climatología que farda más. Recordarás que mi primer empleo fue en Sevilla y en el primer mes abril, cuando me quejaba de “la caló”, los sevillanos decían, “Ya verá usté en julio y agosto” (entonces se hablaba con el usted por delante), “ya será menos, pensaba yo”, y ¡vaya si lo vi y lo sudé! Entonces, lo mismito que ahora, hacían 40º a la sombra (“de los pinos”, dice la canción) y Écija, con tantas torres como casas, era la sartén de Andalucía, pero con el botijo a mano se pasaba el verano, que es estación con el horno de leña a tope en el hemisferio norte desde que Sol empezó hacer de Sol. A los gachós de la matraca de las alertas los ponía yo a segar de sol a sol como hacían mis abuelos en el campo para que vieran lo que es hartarse de calor.

Quien entiende bien eso de no pasar calor son los nuevos lidereses políticos Pedro Sánchez, el guapo que le dicen,-buen mozo-; y Pablo Iglesias, pablemos que lo llaman otros, de peor hechura. Los dos visten camisas remangadas de colores claros para hacer la política del “lava más blanco” sonrisa incluida, procurando no manchar su impoluta camisa. De esta guisa estos nuevos apóstoles, que no creen en San Pedro y San Pablo, “venden” un futuro paradisiaco, no el Edén de Adán y Eva en el que no creen, ni el de las Huríes de Mahoma, que tampoco creen, sino el de Alexis Tsipras, -otro de camisa blanca- junto al Partenón griego, si antes no se les cae, pues anda algo desmejorado. Prometen que habrá calderilla para todos, abanicos para el verano, braseros de cisco para el invierno, coches de gasógeno, patatas asadas en el horno de la Herminia, sardinas de la Prisca, leche de cabra, pan candeal, películas toleradas, garbanzos torraos, alpargatas de cáñamo y polos de limón para los más pobres. Todo a base de una economía basada en la moneda única, el real, invento patrio, dejando el euro y demás gaitas para la Merkel, que con su pan se lo coma. ¿A qué te suena todo esto?

Sigue leyendo. Hace tres años unos tíos de cabezas privilegiadas y muy premiados ellos,  auguraron que España estaba al borde del rescate, vaya que estaríamos como hoy la Grecia del Syriza, el partido gemelo del Podemos, el que tú llamas “chiripa”. Siendo de mentes tan lúcidas, los muy doctos ni se acercaron a Madrid, que a lo mejor no saben dónde cae, y lanzaron sus conjeturas derrotistas desde mucho más allá de los Pirineos. Como los tales ignoran como se las gasta el macho ibérico cuando ve los cuernos al toro, -con capote de grana y oro-  y están pez en lo de “meter la pata hasta el corvejón”, sus proclamas resultaron tan equivocadas como Judas cuando cambió la seda por el percal. Los pobrecillos metieron el remo hasta la entrepierna.

Resulta que uno que venía del Noroeste con chaqueta y corbata, un gallego más soseras que un saco de croquetas liquidas (made in Ferrán Adrià), de discurso ovejuno, sin pizca de gracia pero un tío de hincar los codos, y con los pies en la arena del ruedo ibérico, ha conseguido doblar el pulso a los reputados agoreros de diagnósticos tan fantasmas como ellos, y mira por donde ahora estamos con las maletas a punto de vacaciones con dinerillo fresco en la cartera, sin más preocupación de lucir moreno de playa a la vuelta. Dirás que lo del gallego ha sido a costa de nuestro bolsillo, vale y muchos lo habrán pasado mal, pero esto prospera y que siga así no sea que venga uno de los nuevos caudillos con su odio a espuertas, sus rebajas y su paraíso de chichinabo y lo estropee.    

Verás que me ha salido una carta “a la griega”. Será que he pillado un virus tertulianitis en la tele, ese sitio de las gachises del tiempo moviéndose como maestras antiguas en la pizarra para decirte que en verano hace una caló sofocante y asfixiante. Y hasta cobran por eso.

Espero verte pronto para tomarnos unas cañas en Ca´Juan, pero cada uno paga una ronda.

domingo, 10 de mayo de 2015

Carta a Robledillo 10 de mayo de 2015

Estimado Robledillo:

Sé que te debo carta, mas como no tengo excusa verídica, omito las disculpas por la demora, que aunque seas de natural generoso en la clemencia, pudiera darte un mal aire   y mandarme con viento fresco a las ollas del infierno. Valga como pretexto las fiestas que hemos tenido y una campaña electoral, tiempo inhábil (sic) para coger pluma y papel.

Sabrás que mi carta, la de los piropos, Antonio, el menor de los Ramblas, la comentó con su amigo Pedro el “Arrancao”, que, según dice, montó en cólera, y quiso desahogarse escribiendo unas letras y soltar la rabia que tenía: «Dicen que una de las que mandan en las altas jerarquías, ha propuesto que el piropo se prohíba porque atenta al pudor de la mocicas. ¡Válgame san Juan Bendito, santa Engracia y santa Rita! ¿Pero es que estamos mochales o es que nos “pue” la malicia? Señora mía, el requiebro, por más que su señoría dé en pensar cosas raras, es una expresión bien linda que el hombre hace a la mujer por guapa, maja y bonica. Así que al piropo deje tranquilo su señoría y siga este consejo que me dio la Benita, que por aquí la llamamos “filosofa” con justicia: Lo que en los tiempos que corren las mujeres “nesecitan” es que “naide” las maneje a su antojo, ni les digan que es lo que “puen” o no hacer, que ellas “solicas” se endilgan lo que a “ca” cosa conviene sin “tonteos” ni cortapisas». Colijo yo, que a quien menta el gachó como “su señoría” no ha pateado en su vida una calle o una plaza de un pueblo cualquiera; será por tener estrecho su horizonte, que no irá más allá del edificio que tiene frente a su despacho en la gran capital, y le da por “tonteos” y cortapisas, como filosofa Benita.

El arrebato de Pedro y la “filosofía” de Benita, me ha recordado un chisme o cuentecillo que viene al pelo en los tiempos hueros que vivimos. El chisme cuenta cómo vino al mundo y cómo vivió una moza entrada en años. Ahí va…

«Mi madre recogía las gavillas del bancal, cuando le entraron los dolores del parto. Y entonces nací yo. La pobre pasó lo suyo porque yo tenía la cabeza como la mitra de san Braulio, dicho por mis abuelas. Cuatro días mal contados y... ¡al bancal otra vez! Mientras trabajaba de sol a sol agachada con la azada, no perdía ripio para impartirnos deberes, obligaciones y enseñanzas de aquel tiempo, hoy arrumbadas en los barrancos del olvido, como la urbanidad. “Déjale la silla a la abuela, que es mayor”, me decía… igualito que ahora. En hacer deporte, así nos animaba: “Echad a correr que llegáis tarde a la escuela”. Para acomodar visitas familiares la solución era fácil: “Os va a tocar dormir en el suelo en el colchón a rayas, que vienen los tíos de Francia a pasar unos días”. A su manera nos enseñaba lo que hoy llaman Naturaleza: “En acabar los deberes hay que segar hierba para echar de comer a los conejos”. Mereció un Máster Chef con esta fórmula: “Cuando hierva el puchero con las judías, échale dos patatas y luego a por caracoles a ver si este domingo podemos hacer un arroz”. Y no digamos en el arte; era algo muy simple: “Coge la brocha y dale cal a esa pared que ya tiene desconchones”. Como enfermera, su remedio lo mismo valía para un roto que para un descosido: “Ven acá que te pongo un pañuelo en el rasguño”. Era única repartiendo justicia: “¡Dale la mitad a tu hermana! Que como me quite la alpargata…”. Y para los domingos y fiestas de guardar: “Calienta agua en caldero, échala en el barreño y lávate con jabón y estropajo, y arréglate para la misa”. Vivió entre espigas y amapolas; con frio o calor; con sol o con nubes, sin una queja.»

De ella aprendió su hija esta escuela, y, aunque en otra época y en otro ambiente, siempre estará agradecida a su madre que le enseñó a vivir sin remilgos; como una buena mujer –con piropos o ellos- sin afectaciones rebuscadas y sin egoísmos de ninguna especie; femenina, que no feminista, maneja a su familia con vocación y descaro, y agradece un buen requiebro… dicho con salero y educado.

Como todo esto me ha salido después del dicho que Pedro el “Arrancao” hizo a Antonio, el menor de los Ramblas, si te lo encuentras en alguna bocacalle, háblale de este chismecillo, que seguro le gusta.

Cuídate, y echa por la sombra que ya empiezan “las calores”.

domingo, 1 de febrero de 2015

Carta a Robledillo 1 de febrero de 2015

Estimado Robledillo:

Me preguntas en tu carta si yo he oído que van a poner punto en boca el piropear a las mujeres por no sé qué enmienda, cosa de la que te habló un paisano viendo la tele en la taberna donde te tomabas una cervecita y unos boquerones en vinagre, y oyó que lo de piropear a las muchachas no es bueno porque algunas se ponen “colorás”, vaya que se les sube el pavo, y se les va su color natural, que es más ecológico que cuando se untan con potingues, y eso no es bueno para su estado de bienestar.  

Dices que en la misma taberna, los más doctos te dijeron que si ahora pasa por la puerta de tu casa una de esas gachises de aquí te espero, de las que pisan fuerte,  o “de las de no te menés”, que hay  muchas formas de expresarlo, no le vas a poder decir “¡Maciza!”, o algo más grueso como acostumbras, no sea que te llame al orden el municipal y te ponga una multa por tu mal comportar con el sexo ¿débil?, y por eso me preguntas que sé yo de esto y si es cosa del Gobierno.

Vamos a ver. Que yo sepa eso no es cosa del Gobierno, que no está para muchos piropos; lo que he leído es que una jefa de un organismo que se dedica al Observatorio de la Violencia de género (¡toma organismo, Mariquilla!), provista de unos anteojos, gemelos o binoculares, ha debido ver a un gachó arrimarse a una mocica y decirle supuestamente una grosería, porque la moza le ha arreado un mandoble con el bolso que lo ha echado por tierra. Tal suceso ha dado en tales habladurías, que la tal jefa ha tomado partido y trata de meter el piropo en el saco de los recortes. Hasta aquí lo que yo he oído. Esto pasa porque los hay tan aborregados, tan mal encarados, tan mal olientes y tan poco leídos, que no han aprendido a decir un halago como Dios manda, sin ofender, una frase que reconozca la belleza de una mujer, con respeto, porque lo único que saben es leer la gramática parda del whatsapp, y así les luce el pelo.

Hace algunos años, cuando solo existía el Observatorio Astronómico Nacional, en la caseta que teníamos a pie de obra había una chica de las de “toma pan y moja”, o sea de muy buen ver y mejor vestir: vaya, una mujer de tronío, aunque de armas tomar, que cuando entraba o salía de la caseta, el gremio de albañilería paraba el tajo para admirar su singular bellezón, salvo algún paleta despistado que solo reaccionaba al oír el concierto de silbidos y se unía al coro de mirones embobados, hasta que la mozuela doblaba la esquina. El que cuidaba la entrada a la obra, Pepe, apodado el Verde por vestir un mono de ese color, debía tener la consigna de avisar cuando salía o entraba la susodicha, y así ponía en pie de guerra a los oficiales y ayudantes. Colijo pues y según parece, que si eso ocurriera hoy tendríamos a pie de tajo un notable observador del dichoso Observatorio, otro funcionario que cobraría del erario público, vigilando el comportamiento de albañiles, peones, camioneros, maquinistas, listeros y hasta del jefe de obra, para llevar cuenta de su comportamiento piropeador. Nos sobraría hasta Pepe el Verde, al que daríamos la boleta, pues su puesto de acusica de las idas y venidas de la guapa damisela estaría extinguido por ley anti halagos.

Si eso que te han dicho, y yo he leído, se aplica al pie de la letra y de la música, ¡válgame el Dios de los cielos!: habrá que enchironar a don Mendo por decirle a su amada doña Magdalena esta lista de requiebros: “¡Magdalena, blando pecho, que envidia diera a las aves!¡Corazón de suaves pétalos! ¡Alma pura! ¡Rosa, luz, espejo, rayo, linfa, luna, ángel, joya, vida, cielo…!”, o empapelar a Don Juan Tenorio por llamar a Doña Inés, “Ángel de  amor…, paloma mía…, gacela mía…, estrella mía…, hermosa mía, luz de mis ojos”, que como puedes ver son palabras muy, pero que muy ofensivas.

Por si las moscas, y por si esto ocurre, guárdate siquiera de guiñar un ojo a tu parienta, o soltarle un “¡Ole las mujeres guapetonas!” que las palabras las carga el diablo disfrazado de observante melindroso, y tampoco lances un bocinazo con el coche a alguna que veas por la acera, que te puede acarrear un castigo de “do re mi, en sol mayor”. 

Otro que engrosaría las filas del paro sería Cupido, uno de los símbolos del amor que tendría que dejar arco y flechas, y buscarse la vida con unas oposiciones a algún cargo remunerado de clasificación de piropos entre aptos, no aptos y regulares; un trabajo que le vendría de perlas a un experimentado como él, con la de frases de enamorados o ligones que habrá escuchado en su larga vida, desde que su madre, la diosa Venus, lo parió.

Si sabes algo más me lo cuentas, que yo te tendré al tanto de lo que me llegue.

jueves, 1 de enero de 2015

Carta a Robledillo 1 de enero de 2015

Estimado Robledillo:

Anoche, después de casi atragantarme con las uvas, que en vez de uvas eran melocotones disfrazados, al oír por televisión a la guapa de turno diciendo que en las islas Canarias aún faltaba una hora para el nuevo año, me pregunté si la muchacha sabría que eso se debía a que el planeta está dividido en veinticuatro husos o zonas horarias que corresponden a las 24 horas que tarda en dar un giro alrededor de su eje, de oeste a este. Tampoco sabrá que los husos están delimitados por los meridianos separados 15º, siendo el meridiano cero (0º) el que pasa por Greenwich, un pueblo cerca de Londres. Por eso cuando se pasa de un huso a otro cambia la hora: Si se pasa hacia el este, o sea hacia Italia, hay que sumar una hora; y si se pasa hacia el oeste, como Canarias, hay que restar una hora. De ahí lo de  “Una hora menos en Canarias”.

Para la guapa televisiva lo de la entrada del año nuevo en Canarias forma parte del guión, pero si curioseamos en qué momento reciben el año nuevo otros habitantes de la Tierra respecto a nosotros, podemos calcular, más o menos, que cuando nosotros estamos tomando las uvas medio mundo lleva ya varias horas viviendo en 2015 mientras el otro medio sigue en 2014.Te pongo algún merodeo cogido al respecto de una revista.

El primer sitio en el que ha entrado el nuevo año es Kiribati, una pequeña nación del Pacífico con varias islas donde viven 100.000 habitantes, que en el año 2000 se hizo famosa por ser el primer sitio del mundo en saltar al siglo XXI. Cuando a Kiribati llegaba el 2015, aquí nos faltaban trece horas para las campanadas de la Puerta del Sol. El segundo lugar en saludar 2015 fueron unas islas de Nueva Zelanda, y justo después de estas llegaba el año nuevo a la península rusa de Kamchatka. Las primeras imágenes del año nuevo han sido los fuegos artificiales sobre la Opera de Sídney, en Australia.

Si nos vamos hacia el oeste, rumbo a las Américas, nos encontramos que en Nueva York están preparando la cena de Nochevieja mientras aquí llevamos seis horas del nuevo año, y cuando el reloj de Times Square marque la llegada del 2015 muchos de nosotros estaremos tomando churros con chocolate. El año llegará luego a la Costa Oeste y por último a Hawái, otra vez en el Pacifico, que es el último lugar del planeta donde entra el 2015. O sea que mientras te escribo a lo mejor en esta Isla aun no se han tomado los melocotones disfrazados de uvas.

Pensaba que esta carta fuera para felicitarte el año 2015, y mira por donde me he ido por los cerros geográficos por culpa de la mocica de la tele. En fin que te deseo buen ánimo para el año entrante que es pócima de buen curar, si se administra bien.

El día de Navidad me tropecé con un sobrino del primo hermano del sacristán, “gente iglesia”, decía mi padre, que iba de paso para Córdoba. En plan socarrón le espeté si iba por lo de la Mezquita-Catedral, ese invento de la jefatura andaluza para hacerse con los cuartos de las visitas turísticas, será, digo yo, para administrarlos como los ERES o ERAS. Como es de los que rezan a Dios y al diablo, me miró, bajó el tono de voz mientras sorbía el café con leche, y dijo, “A Susanita se llama mi amor, se la están llevando al huerto los del cogobierno. En esto y otras cosas, le va a salir el tiro por la culata, y no se da cuenta que va a perder lo que tiene ganado, que no es poco, porque tiene el patio lleno de fanfarrones”. Terminó el café y sin tiempo a preguntarle por el discurso del rey, me deseó de una ¡feliz Navidad! y se fue.

Si me preguntas por el discurso real de Nochebuena, te diré que he leído loas e incienso, pero también reproches por el contenido lleno de tópicos, y por el escenario. Como yo soy del plan antiguo, o sea de Juan Carlos, me esperaba ver el Belén y la bandera de España, pero ambos símbolos estaban escondidos, y eso me disgustó. En un mensaje de Navidad, con miles de cristianos que están sufriendo una de las persecuciones más sangrientas de los últimos años por creer en Aquel que nació justo en esta fiesta, lo menos que se espera es una referencia a este hecho. Pues ya viste, no hubo ni una sola palabra, como tampoco sobre las víctimas del terrorismo que cada vez se sienten más arrinconadas. Del resto que dijo no opino, que ya he leído y oído bastante, pero no me pareció nada del otro mundo.

Si te comiste las uvas con la guapa y el guapo de la tele, echarías el falta un buen humorista que animara el panorama, del tipo Gila, Tip y Coll, Eugenio, Lina Morgan, Mari Carmen y sus muñecos, Antonio Ozores o Gomaespuma, que nos alegrara la entrada del nuevo año y nos hiciera ver la vida con humor, que también es buen medicina para curar los sinsabores de los tiempos que corren.

Bueno amigo, te repito lo del buen año y ¡conserva tu buena salud!