Estos últimos días estoy perplejo
porque siempre he creído en la buena fe de la gente, basada en el honor, ese
concepto que nadie menciona por temor a ser tratado de reaccionario, o por no
parecer antiguo, pero lo de la corrupción está destrozando mi visión generosa del
ser humano.
No temas, no voy a repetir lo de
la súper-corrupción de los políticos –lo mismo da un partido que otro- porque
es para malhumorarse, sino otro tipo de corrupción que podría ser “mini-corrupción.
Sabes que sus señorías, diputados y senadores, tienen un móvil, una Ipad o una
Tablet para su “trabajo”, artilugios que pagamos con nuestros impuestos, como
las facturas por su uso. Cuando algunos están en su escaño, según veo en la
prensa, su “trabajo” consiste en engancharse a las redes sociales y pasarse
todo el rato que dura la sesión de la cámara entretenidos Dios sabe en qué,
ajenos a lo allí que cuece, sin levantar la vista del artilugio.
Este apego a los móviles, Ipad o
Tablets me recuerda a uno del pueblo que se compró una Iso-Moto. Entonces yo tenía
unos diez años o más, y jugábamos en medio de la calle. El motorista se
apellidaba Fábregas y no dejaba la moto ni para la siesta. Cuando estábamos en
pleno juego aparecía el Fábregas en su moto y nos fastidiaba porque teníamos
que apartarnos. Le tomamos ojeriza, y como no podíamos con él porque era mayor,
nos dio por llamarle “ahí viene la moto y su Fábregas”. Eso le molestaba pero como
a correr no nos ganaba, se tenía que aguantar. Es como ahora que un vecino mío va
siempre, mañanas y tardes, en chándal, y me recuerda al Fábregas. Cuando lo veo
me digo “ahí va un chándal con mi vecino dentro”.
Como algunas señorías emplean su
sueldo en twittear, en vez de patearse el pueblo o la ciudad para conocer in
situ los problemas de sus votantes, mejor sería destinar unos escaños de las cámaras
para twittear a gusto que podría llamarse “escaño tweet”, como “low cost” pero
en escaño. Así cuando los viésemos por el pueblo presumiendo como si fuesen gente
estupenda podemos llamarlos “ahí viene la tablet y su señoría” y echar a correr
para no votarles más.
Se lo voy a escribir al Presidente
del Congreso y del Senado a ver si cuela.