Empiezo esta carta el 15 de
agosto, fiesta de la Asunción de la Virgen, que siempre se conoció como fiesta
de la Virgen de Agosto, pero ya veré cuando la termino porque estamos celebrando
el patrón -San Roque- de este pueblo del altiplano granadino donde paso unos
días y me falta el sosiego necesario para escribir, estando en fiestas. Pero te
cuento algo.
Las fiestas tienen su programa de
actos y todo, pero nunca se cumple, y cuando ocurre es por pura casualidad. Uno
que sí se cumplió fue el homenaje a los de la Tercera Edad con una cena informal
seguida de baile, a la que hay que ir según la lógica vecinal: “Vamos a la cena
porque nos pertenece”, o sea, la edad es la que te da el derecho a asistir. El
baile estuvo amenizado por un dúo musical que interpretó pasodobles, vals,
boleros, etc. acorde con la edad y recuerdo de los asistentes. Al primer
pasodoble la pista se llenó de parejas setentonas y así continuó un par de
horas hasta que algunos jóvenes coparon la pista.
No perdí ocasión de echarme unos
bailes con mi mujer, “agarrao” a ella como está mandado, no como ahora bailando
suelto que lo mismo te encuentras frente a una señora estupenda que ante un gachó
danzando como los indios. Fíjate, a diferencia de los homenajeados que bailamos
cada cual con su marido o con su mujer, los jóvenes en la pista se movían solos
a su aire y, tanto ellos como ellas, con la inevitable copa en la mano como si
no supieran moverse sin ella. Los chicos uniformados con bermudas, camisetas
pringosas y chancletas como calzado de lujo, y ellas con pantaloncito corto o
minifalda, que más parece un cinturón ancho, y zapatos de suela alta para
disimular su baja estatura. Es la moda amigo.
Este año por causa de la crisis
los mandamases han eliminado una atracción de otros años que se titulaba “GLOBO
AEROSTÁTICO. ADRENALINA EN EL AIRE”, y que en el programa figuraba
como que “... se podrá disfrutar de ascensos en globo para comprobar las
magnificas vistas de nuestro pueblo desde más de 30.000 metros de
altura. Absténgase gente con problemas cardíacos”. Si lo de la adrenalina y de los problemas cardíacos eran
importantes, faltaba aconsejar ir bien abrigado para no congelarse a esa altura,
y advertir que se podían ver aviones en ruta o las cumbres de Sierra Nevada, y
con suerte alguna nave espacial en su camino sideral. De paso habría que
sugerir hacer testamento por si al ángel de la guarda le diese vértigo y se volvía.
¿A que tiene su gracia? Pues es real tal como lo cuento.
Las fiestas terminaron con una
paella popular cocinada entre varios al aire libre. Provistos de una generosa
ración, nos cobijamos del sol casa del amigo Esteban y su mujer, ambos muy
atentos que incluso nos obsequiaron de postre con melocotones de su huerta. En la conversación salió lo de las matanzas, que hacen en
diciembre, y ni corto ni perezoso el amigo Esteban apareció con un “peazo” de
jamón de su matanza, tan grande que casi rompe la mesa de lo pesado. Quería
regalárselo a un hijo suyo. Eso fue a mediodía, para la noche mucha verbena
hasta las tantas.
Por fin
hoy termino la carta que echo al buzón ya mismo. Volví hace unos días de aquel
pueblo directo a la civilización del ruido y de la prisa, pero que se le va a
hacer. Ahora te toca a ti contarme algo de tu veraneo.