sábado, 9 de julio de 2011

LA ESTÉTICA CUENTA.

En vista de que la conjunción planetaria profetizada por Leire Pajín tuvo un éxito más bien pobretón, tirando a cero patatero, ahora se va a producir un acontecimiento que, esta vez sí, oscurecerá el sol, la luna y las estrellas, y hasta la misión del transbordador espacial Atlantis, ese que han lanzado los americanos como final de fiesta de su programa orbital. Así lo ha dicho el llamado Marcelino Iglesias, con cargo de Secretario de tal y tal, que basa su profecía en signos celestes y alineamientos estelares, para anunciar a la humanidad que Alfredo Pérez Rubalcaba va a ser cabeza de cartel por su partido en las próximas elecciones generales, que serán cuando Zapatero quiera.

Este magno, ¡qué digo magno, magnísismo! evento ya lo anunció Zapatero con una frase antológica que engrosará las páginas del diccionario de ilustres pensadores por su originalidad: Vino a decir más o menos que “Rubalcaba marcará un antes y un después” en la vida del socialismo nacional. Frase que ha mandado esculpir también en el Codex Zapateristicus por la singularidad que encierra su alto significado metafísico.

Dejando a un lado la vacua obsesión interestelar de Pajín e Iglesias, qué buena ocasión ha desperdiciado el Psoe para presentar un candidato, hombre o mujer, joven, ambientado en la democracia social moderna, preparado para codearse sin complejos con los que hoy por hoy manejan los hilos de este complejo mundo, e incluso dotado de buena planta física y no digamos intelectual. O sea una cara nueva. Pero no: han retornado a la antigualla. Han descubierto al personaje menos estético y más gastado en política de los últimos treinta años, cuyo ideal, si es que lo tiene, se basa en hacer la trampa más burda y en decir la mentira más grosera mientras traza volutas en el aire moviendo las manos.

En el Psoe ni siquiera han pensado que la estética también cuenta. En los últimos años ha sido penoso ver a Zapatero moverse como alma en pena por entre sus correligionarios del G-7, o del G-20 o de cualquier “cumbre” de Jefes de Gobierno, y eso que, al fin y al cabo, Zapatero da el pego con su buena planta. Es alto, tiene buena pinta y ganó mucho cuando corrigió las posturas desgarbadas de sus primeras apariciones al lado de tipos como Obama, Cameron o Merkel. Pero a Rubalcaba le falta estética, y si alguna vez llegase a ser Presidente del Gobierno de España, ¡qué horror!, sería bueno que ensayara unas poses menos gesticulantes para no desentonar cuando represente a España ante los líderes mundiales y ante la prensa internacional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario