El señor Durán, de la coalición catalana Convergencia y Unión, tan instruido como parece, le hace falta recorrer los pueblos de España (esa tierra que él llama Estado Español) –especialmente andaluces- para conocer de cerca cómo son y cómo viven sus habitantes, pues tan encerrado está en su vetusto nacionalismo que no ve más allá de sus narices.
El señor Duran, correligionario de Arturo Más presidente de la Comunidad Autónoma de Cataluña (otro que tal), ha dicho que “hay sitios en España que, con lo que nosotros aportamos al Estado, reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo”. Algo de razón tiene el político, pero convendría que se informara mejor.
Desde antes del amanecer al bar del pueblo acuden los jornaleros esperando que llegue el maná de un trabajo temporal. En la barra se toman un carajillo, una mezcla de café y coñac o anís, porque su bolsillo no da para más. Si pasada una hora, o a lo suma dos, nadie les reclama, se salen a tomar el fresco si es verano, o se van a su casa al calor de la lumbre. Así día tras día el bar se convierte en el lugar donde se busca el jornal.
En la época de sembrar, los jornaleros tienen más trabajo y lo que ganan lo ahorran para pasar el invierno. Mientras el grano sembrado fecunda y empiezan a crecer las espigas, pasan varios meses escasos de trabajo hasta que llega el tiempo de la siega, y de nuevo los hombres empiezan sus faenas trabajando de sol a sol. La trilla, el acopio y el transporte completan el ciclo. De nuevo al bar a esperar lo que Dios quiera.
Como Andalucía es tierra de olivos y almendros, también hay trabajo a la hora de recoger sus cosechas que ahora facilitan las máquinas. Esto ocurre en otoño y en invierno.
Los que cobran el PER no están tan ociosos como dice el señor Durán. Las calles de los pueblos andaluces están más limpias que las de muchas grandes ciudades. Los regueros, acequias, arcenes o cauces se desbrozan en verano para facilitar las riadas de las lluvias de invierno. Esto, y muchas fachadas encaladas, lo hacen gentes del PER, que es su único medio de sustento.
Más le hubiera valido al señor Durán hablar de solidaridad hacia esa gente que cobra un mísero dinero del PER en vez de reclamar más fondos para una región, -tan española como cualquier pueblo andaluz-, a la que en tiempos emigraron miles de andaluces que se han dejado la piel para lograr la prosperidad de Cataluña. Aquellos que se fueron, o sus hijos, son los que en vacaciones regresan a sus pueblos y encuentran la solidaridad, de la que el señor Durán, escasea arrimados a la barra del mismo bar donde otros buscan trabajo saboreando el carajillo de la mañana.
lunes, 10 de octubre de 2011
sábado, 9 de julio de 2011
LA ESTÉTICA CUENTA.
En vista de que la conjunción planetaria profetizada por Leire Pajín tuvo un éxito más bien pobretón, tirando a cero patatero, ahora se va a producir un acontecimiento que, esta vez sí, oscurecerá el sol, la luna y las estrellas, y hasta la misión del transbordador espacial Atlantis, ese que han lanzado los americanos como final de fiesta de su programa orbital. Así lo ha dicho el llamado Marcelino Iglesias, con cargo de Secretario de tal y tal, que basa su profecía en signos celestes y alineamientos estelares, para anunciar a la humanidad que Alfredo Pérez Rubalcaba va a ser cabeza de cartel por su partido en las próximas elecciones generales, que serán cuando Zapatero quiera.
Este magno, ¡qué digo magno, magnísismo! evento ya lo anunció Zapatero con una frase antológica que engrosará las páginas del diccionario de ilustres pensadores por su originalidad: Vino a decir más o menos que “Rubalcaba marcará un antes y un después” en la vida del socialismo nacional. Frase que ha mandado esculpir también en el Codex Zapateristicus por la singularidad que encierra su alto significado metafísico.
Dejando a un lado la vacua obsesión interestelar de Pajín e Iglesias, qué buena ocasión ha desperdiciado el Psoe para presentar un candidato, hombre o mujer, joven, ambientado en la democracia social moderna, preparado para codearse sin complejos con los que hoy por hoy manejan los hilos de este complejo mundo, e incluso dotado de buena planta física y no digamos intelectual. O sea una cara nueva. Pero no: han retornado a la antigualla. Han descubierto al personaje menos estético y más gastado en política de los últimos treinta años, cuyo ideal, si es que lo tiene, se basa en hacer la trampa más burda y en decir la mentira más grosera mientras traza volutas en el aire moviendo las manos.
En el Psoe ni siquiera han pensado que la estética también cuenta. En los últimos años ha sido penoso ver a Zapatero moverse como alma en pena por entre sus correligionarios del G-7, o del G-20 o de cualquier “cumbre” de Jefes de Gobierno, y eso que, al fin y al cabo, Zapatero da el pego con su buena planta. Es alto, tiene buena pinta y ganó mucho cuando corrigió las posturas desgarbadas de sus primeras apariciones al lado de tipos como Obama, Cameron o Merkel. Pero a Rubalcaba le falta estética, y si alguna vez llegase a ser Presidente del Gobierno de España, ¡qué horror!, sería bueno que ensayara unas poses menos gesticulantes para no desentonar cuando represente a España ante los líderes mundiales y ante la prensa internacional.
Este magno, ¡qué digo magno, magnísismo! evento ya lo anunció Zapatero con una frase antológica que engrosará las páginas del diccionario de ilustres pensadores por su originalidad: Vino a decir más o menos que “Rubalcaba marcará un antes y un después” en la vida del socialismo nacional. Frase que ha mandado esculpir también en el Codex Zapateristicus por la singularidad que encierra su alto significado metafísico.
Dejando a un lado la vacua obsesión interestelar de Pajín e Iglesias, qué buena ocasión ha desperdiciado el Psoe para presentar un candidato, hombre o mujer, joven, ambientado en la democracia social moderna, preparado para codearse sin complejos con los que hoy por hoy manejan los hilos de este complejo mundo, e incluso dotado de buena planta física y no digamos intelectual. O sea una cara nueva. Pero no: han retornado a la antigualla. Han descubierto al personaje menos estético y más gastado en política de los últimos treinta años, cuyo ideal, si es que lo tiene, se basa en hacer la trampa más burda y en decir la mentira más grosera mientras traza volutas en el aire moviendo las manos.
En el Psoe ni siquiera han pensado que la estética también cuenta. En los últimos años ha sido penoso ver a Zapatero moverse como alma en pena por entre sus correligionarios del G-7, o del G-20 o de cualquier “cumbre” de Jefes de Gobierno, y eso que, al fin y al cabo, Zapatero da el pego con su buena planta. Es alto, tiene buena pinta y ganó mucho cuando corrigió las posturas desgarbadas de sus primeras apariciones al lado de tipos como Obama, Cameron o Merkel. Pero a Rubalcaba le falta estética, y si alguna vez llegase a ser Presidente del Gobierno de España, ¡qué horror!, sería bueno que ensayara unas poses menos gesticulantes para no desentonar cuando represente a España ante los líderes mundiales y ante la prensa internacional.
sábado, 2 de julio de 2011
LA LENGUA TERTULIANA
Leí en su día lo que escribió el maestro Antonio Burgos sobre lo que llama “tertulianés”, que es el lenguaje pretencioso que emplean los tertulianos de radio y televisión para decir lo que cualquier hijo de vecino diría con menos fanfarria. Como hay más tertulias que setas, y los tertulianos se las reparten desde que amanece hasta las tantas de la madrugada, abusan de una jerigonza sui generis llena de frases vacías de contenido que, a fuerza de repetir, van creando escuela. Es tan repelente, como repelente les debe resultar a ellos usar un vocabulario normal y corriente. El maestro Burgos ha tenido la paciencia de recoger frases de este nuevo lenguaje, de cuyo repertorio anoto algunas de las que más se oyen.
"Hasta donde yo sé". “Más pronto que tarde"."Hay un doble escenario"."Esa opción no se compadece con..."."Estamos hablando de...". "Es un tema de mucho calado". "Es un tema de largo recorrido"."Va a ser que no"."Es por ello que"."Según las fuentes que manejo"."Ese asunto depende de la deriva que tome"."Hay que ponerlo blanco sobre negro"."Con la que está cayendo". El repertorio continua así: “Sí o sí”. “Priorizar”. “Niego la mayor”. “Se ha pasado veinte pueblos”. “Hay que poner en valor”. “Puede que sea ético, pero no estético”. “«A más a más», como dicen los catalanes”. “Es un salto cualitativo”. “Se pasa de frenada”. “Hay que verbalizar”. “La gobernanza”.
Uno tiene fijación peyorativa por el uso de “Líder y liderar”. Hoy en cualquier rama de la ciencia, las artes, la política, el deporte…hay un líder. Conozco a una familia que los hijos llaman líder a su padre. De líder ha derivado liderar, que ya es de nota. Este sucedáneo de verbo ha sustituido a otros muchos del diccionario hasta hacerlo abusivo. Demuestra impotencia verbal de quien lo habla.
Pero hay más frases o palabras para anotar. Ejemplo: “No da puntada sin hilo”, para referirse a un tío listo (?) de los que se llevan ahora, aunque no sepa hacer una O con un canuto.
Si pasamos al ejército o a las fuerzas de seguridad, la palma se la lleva el término “efectivos”. Es el protagonista de todas las batallas. Recientemente el Presidente del Gobierno anunció la retirada de tropas de Afganistán, “En el año 2012 se van a retirar 400 efectivos; en el 2013 se retirarán 500 efectivos y en 2014 el resto de efectivos”. ¿Y por qué no les llama militares, o soldados que es su nombre? Y otra: Cuando los efectivos de la Policía descubren tal o cual delito, la información siempre termina así, “la investigación sigue abierta”.
Al lenguaje de la economía hay que echarle de comer a parte. Hay una frase que se repite más que las avemarías de un rosario: Las “reformas estructurales”. Quien no la diga varias veces en una tertulia, ni es economista ni nada, aunque nadie explique qué son para que lo entienda el común de los mortales. Lo mismo ocurre con los “puntos básicos” de la deuda española. ¿Y lo de la “luz al final del túnel”? El colmo es la manía de decir que tal índice ha subido “equis puntos porcentuales” en vez de decir el “equis por ciento” de toda la vida.
Otra fuente de dichos repetitivos está en el deporte, en el futbol sobre todo, donde la tertulia la forma un locutor que relata lo que se televisa, y unos acompañantes más o menos aburridos que hablan ex cátedra con perogrulladas sobre lo que todo el mundo está viendo que mueven a risa por lo ridículas. Muchos locutores dicen que hay “peligro de gol” cuando el atacante se acerca al área contraria. ¿Peligro de gol? Pero si dicen que el gol es la salsa del fútbol, ¿cómo puede ser peligroso?
El asunto es interminable. Tanto como la penosa escasez de vocabulario de políticos, periodistas, tertulianos y demás fauna que se cuela en nuestras vidas sin querer, repitiendo como loritos frases y frases que no dicen nada.
"Hasta donde yo sé". “Más pronto que tarde"."Hay un doble escenario"."Esa opción no se compadece con..."."Estamos hablando de...". "Es un tema de mucho calado". "Es un tema de largo recorrido"."Va a ser que no"."Es por ello que"."Según las fuentes que manejo"."Ese asunto depende de la deriva que tome"."Hay que ponerlo blanco sobre negro"."Con la que está cayendo". El repertorio continua así: “Sí o sí”. “Priorizar”. “Niego la mayor”. “Se ha pasado veinte pueblos”. “Hay que poner en valor”. “Puede que sea ético, pero no estético”. “«A más a más», como dicen los catalanes”. “Es un salto cualitativo”. “Se pasa de frenada”. “Hay que verbalizar”. “La gobernanza”.
Uno tiene fijación peyorativa por el uso de “Líder y liderar”. Hoy en cualquier rama de la ciencia, las artes, la política, el deporte…hay un líder. Conozco a una familia que los hijos llaman líder a su padre. De líder ha derivado liderar, que ya es de nota. Este sucedáneo de verbo ha sustituido a otros muchos del diccionario hasta hacerlo abusivo. Demuestra impotencia verbal de quien lo habla.
Pero hay más frases o palabras para anotar. Ejemplo: “No da puntada sin hilo”, para referirse a un tío listo (?) de los que se llevan ahora, aunque no sepa hacer una O con un canuto.
Si pasamos al ejército o a las fuerzas de seguridad, la palma se la lleva el término “efectivos”. Es el protagonista de todas las batallas. Recientemente el Presidente del Gobierno anunció la retirada de tropas de Afganistán, “En el año 2012 se van a retirar 400 efectivos; en el 2013 se retirarán 500 efectivos y en 2014 el resto de efectivos”. ¿Y por qué no les llama militares, o soldados que es su nombre? Y otra: Cuando los efectivos de la Policía descubren tal o cual delito, la información siempre termina así, “la investigación sigue abierta”.
Al lenguaje de la economía hay que echarle de comer a parte. Hay una frase que se repite más que las avemarías de un rosario: Las “reformas estructurales”. Quien no la diga varias veces en una tertulia, ni es economista ni nada, aunque nadie explique qué son para que lo entienda el común de los mortales. Lo mismo ocurre con los “puntos básicos” de la deuda española. ¿Y lo de la “luz al final del túnel”? El colmo es la manía de decir que tal índice ha subido “equis puntos porcentuales” en vez de decir el “equis por ciento” de toda la vida.
Otra fuente de dichos repetitivos está en el deporte, en el futbol sobre todo, donde la tertulia la forma un locutor que relata lo que se televisa, y unos acompañantes más o menos aburridos que hablan ex cátedra con perogrulladas sobre lo que todo el mundo está viendo que mueven a risa por lo ridículas. Muchos locutores dicen que hay “peligro de gol” cuando el atacante se acerca al área contraria. ¿Peligro de gol? Pero si dicen que el gol es la salsa del fútbol, ¿cómo puede ser peligroso?
El asunto es interminable. Tanto como la penosa escasez de vocabulario de políticos, periodistas, tertulianos y demás fauna que se cuela en nuestras vidas sin querer, repitiendo como loritos frases y frases que no dicen nada.
domingo, 19 de junio de 2011
ORA ET LABORA
Este lema, “reza y trabaja”, es la síntesis de la Regla de San Benito Abad, un monje nacido en Nursia (Italia) en el siglo V, que vivió retirado en una cueva como asceta disciplinado y fue el padre del monacato benedictino. En 1964 Pablo VI lo declaró patrono principal de Europa.
En el monacato benedictino y su Regla, tiene sus raíces la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia (los llamados “Trapenses”) formada por monjes y monjas que hacen vida monástica en monasterios, y cuyo origen data de 1098 cuando los monjes Roberto de Molesmes, Alberico y Esteban Harding fundaron el monasterio de Císter, desde el que, años más tarde, San Bernardo de Claraval se convirtió en el gran impulsor y propagador de la Orden bajo la norma de una estricta austeridad y de la vida contemplativa.
Uno de esos monasterios, el de San Isidro de Dueñas, más conocido como la Trapa, está enclavado en tierras palentinas en la confluencia de los ríos Pisuerga y Carrión. El edificio de estilo herreriano fue reconstruido en el siglo XVII, alberga en su interior a 40 monjes que siguen estrictamente el lema de San Benito representado por el arado y la cruz. La vida monástica de la Abadía de San Isidro tiene su peculiar estilo, difícil de entender para muchos.
El centro de su actividad tiene tres facetas claras que se desarrollan en una jornada que empieza a las cuatro de la mañana y termina sobre las nueve de la noche. Son el Oficio Divino, la Lectio Divina y el Trabajo manual.
El Oficio Divino sigue la Liturgia de las Horas: Vigilias, Laudes, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas donde los monjes unen sus voces para alabar al Señor con el canto de himnos, salmos y cánticos de las Sagradas Escrituras, en el interior de la Iglesia.
La Lectio Divina es el estudio hecho en comunidad, pero individualmente.
El Trabajo manual es variado. Se hacen labores de la tierra, desde la siembra y recogida de maíz, pasando por los árboles frutales y las hortalizas, y otros como el cuidado de la vaquería y la producción de leche. Además están el sacristán, portero, hospedero, cocinero, enfermero, encuadernador, librero etc. No falta el trabajo intelectual y de estudio en la Biblioteca.
El monasterio es un mundo silencioso aislado del barullo de las ciudades, aunque la comunidad trapense no vive ajena a la actualidad de lo que pasa fuera de sus muros. En su interior se dan conferencias, cursos y lecciones magistrales de todas las ramas del saber que imparten eruditos de prestigio, nacionales o foráneos. Los monjes que se dedican al estudio son verdaderos maestros del conocimiento de las ciencias y de las artes.
Para el visitante se ofrece la Hospedería y la convivencia social y espiritual compartida con otros visitantes y los monjes. Hay quien se aísla unos días para preparar unas oposiciones, o para hacer retiros o a hacer oración personal en la Iglesia, o en el claustro, o en la tumba de San Rafael Arnaiz Barón, monje canonizado por Benedicto XVI el 11 de octubre de 2009.
Quien ha estado durante siete años acudiendo a la Abadía dos veces al año, da fe de ese milagro de vida que habita en un monasterio en pleno siglo XXI donde el tiempo, sin prisa, está dedicado a rezar y alabar con humildad a Dios, donde cada uno, ensimismado en su rezo, nota su cercanía cuando echa a andar sus pensamientos entre las paredes del claustro.
Aunque el día comienza con las Vigilias, es en Laudes cuando se saluda con gozo la aurora:
“Cristo, alegría del mundo,
resplandor de la gloria del Padre.
¡Bendita la mañana que anuncia tu esplendor al universo!”
Desde ese momento los monjes y visitantes santifican el día con la Liturgia de las Horas, la meditación, el estudio y el trabajo manual.
Al caer la noche uno se retira en silencio a su celda mientras aún resuenan los ecos del Cántico de Simeón, último del oficio de Completas:
“Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”.
En el monacato benedictino y su Regla, tiene sus raíces la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia (los llamados “Trapenses”) formada por monjes y monjas que hacen vida monástica en monasterios, y cuyo origen data de 1098 cuando los monjes Roberto de Molesmes, Alberico y Esteban Harding fundaron el monasterio de Císter, desde el que, años más tarde, San Bernardo de Claraval se convirtió en el gran impulsor y propagador de la Orden bajo la norma de una estricta austeridad y de la vida contemplativa.
Uno de esos monasterios, el de San Isidro de Dueñas, más conocido como la Trapa, está enclavado en tierras palentinas en la confluencia de los ríos Pisuerga y Carrión. El edificio de estilo herreriano fue reconstruido en el siglo XVII, alberga en su interior a 40 monjes que siguen estrictamente el lema de San Benito representado por el arado y la cruz. La vida monástica de la Abadía de San Isidro tiene su peculiar estilo, difícil de entender para muchos.
El centro de su actividad tiene tres facetas claras que se desarrollan en una jornada que empieza a las cuatro de la mañana y termina sobre las nueve de la noche. Son el Oficio Divino, la Lectio Divina y el Trabajo manual.
El Oficio Divino sigue la Liturgia de las Horas: Vigilias, Laudes, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas donde los monjes unen sus voces para alabar al Señor con el canto de himnos, salmos y cánticos de las Sagradas Escrituras, en el interior de la Iglesia.
La Lectio Divina es el estudio hecho en comunidad, pero individualmente.
El Trabajo manual es variado. Se hacen labores de la tierra, desde la siembra y recogida de maíz, pasando por los árboles frutales y las hortalizas, y otros como el cuidado de la vaquería y la producción de leche. Además están el sacristán, portero, hospedero, cocinero, enfermero, encuadernador, librero etc. No falta el trabajo intelectual y de estudio en la Biblioteca.
El monasterio es un mundo silencioso aislado del barullo de las ciudades, aunque la comunidad trapense no vive ajena a la actualidad de lo que pasa fuera de sus muros. En su interior se dan conferencias, cursos y lecciones magistrales de todas las ramas del saber que imparten eruditos de prestigio, nacionales o foráneos. Los monjes que se dedican al estudio son verdaderos maestros del conocimiento de las ciencias y de las artes.
Para el visitante se ofrece la Hospedería y la convivencia social y espiritual compartida con otros visitantes y los monjes. Hay quien se aísla unos días para preparar unas oposiciones, o para hacer retiros o a hacer oración personal en la Iglesia, o en el claustro, o en la tumba de San Rafael Arnaiz Barón, monje canonizado por Benedicto XVI el 11 de octubre de 2009.
Quien ha estado durante siete años acudiendo a la Abadía dos veces al año, da fe de ese milagro de vida que habita en un monasterio en pleno siglo XXI donde el tiempo, sin prisa, está dedicado a rezar y alabar con humildad a Dios, donde cada uno, ensimismado en su rezo, nota su cercanía cuando echa a andar sus pensamientos entre las paredes del claustro.
Aunque el día comienza con las Vigilias, es en Laudes cuando se saluda con gozo la aurora:
“Cristo, alegría del mundo,
resplandor de la gloria del Padre.
¡Bendita la mañana que anuncia tu esplendor al universo!”
Desde ese momento los monjes y visitantes santifican el día con la Liturgia de las Horas, la meditación, el estudio y el trabajo manual.
Al caer la noche uno se retira en silencio a su celda mientras aún resuenan los ecos del Cántico de Simeón, último del oficio de Completas:
“Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”.
miércoles, 1 de junio de 2011
PARACETAMOL
Estaba hojeando el periódico del día mientras degustaba el café de la mañana, cuando un buen y joven amigo llegó, me saludó y se acomodó en la barra. “Para mí lo mismo que este señor” pidió al camarero en tono jovial. Fijó su atención en el titular del periódico: ’El Instituto Andaluz de la Mujer quiere una medicina "con perspectiva de género”’. Me miró, me preguntó con la mirada y, como hice un gesto ambiguo, tomó el periódico y se sumió en su lectura.
Cuando acabó de leer, se sonrió con aires de haber entendido el mejunje aquel y sin más me dijo: «El Instituto Andaluz de la Mujer (no sé si hay otro del Hombre, pensaba yo) pretende que “tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de las enfermedades, tenga una respuesta distinta según el sexo del paciente”. (¡Anda qué invento! decía para mis adentros) La presidenta del Instituto entiende que “la medicina ha sido una ciencia ‘tradicionalmente androcéntrica’, de forma que "ha tratado la salud de las mujeres de manera similar a la de los hombres" y esa es la razón por la que el Instituto de la Mujer (no sé si hay otro del Hombre, volví a mi pensamiento) va a elaborar un plan de salud que incorpore “la perspectiva de género” para el tratamiento de las dolencias. ¿A que es fácil?».
Eureka, dije yo como diría Arquímedes, pero sin entender nada.
-A ver si entiendo, le pregunté. Si en un matrimonio joven el hombre se queda embarazado (porque con las clases de matrimonios que hay ahora todo puede ocurrir) el ginecólogo ¿le debe dar un tratamiento distinto al de la mujer? Exacto, veo que lo entiendes, respondió.
-¡Oye! Y si la mujer tiene una Hiperplasia prostática benigna o sea un aumento de tamaño de la próstata, ¿qué remedio le pone la uróloga? Respuesta: Creo que lo mejor es un tratamiento de finasterida y la dutasterida que reduce el tamaño de la glándula prostática. Estas medicinas entran en el protocolo con perspectiva de género. Aaaaaah, claro, el protocolo, contesté.
Mi joven amigo, que dicho sea de paso es parte de un matrimonio sine die, no como esos arrejuntamientos con fecha de caducidad, es un tío muy leído y moderno y tiene respuestas para casi todo. Pero a mí no me sacó del lio mental que tenía y seguí erre que erre:
-Supongamos que me duele la cabeza. Abro el botiquín, cojo una pastilla de paracetamol y me la tomo. Oye, y si el dolor es de mi mujer, qué. Aquí quise pillarlo pero el muy sabelotodo va y me dice: Según lo previsto en el plan de ayuda con perspectiva de género, y el protocolo anexo la médica de tu mujer le debe recetar paracetamola. (Hay que ver lo que mola este tío, pensé)
Me invitó al café, se fue y yo seguí cavilando en lo que avanza la ciencia impulsada por entes de tanta excelencia como el Instituto Andaluz de la Mujer (¿hay o no otro del Hombre?).
Desde los antiguos sabios de la medicina como el centauro Quirón, los griegos Hipócrates y Galeno; Ramessen y sus papiros, Alcmenón de Crotona; Asclepíades, considerado como un dios; y otros que vivieron siglos antes de Cristo en el antiguo Egipto, en Grecia, o en Roma; pasando por los curanderos y brujos de las tribus indias; o por los premiados con el Nobel de Medicina: Ramón y Cajal; Fleming; Herman Müller, Severo Ochoa; Dewey Watson; Robert Edward; y no digamos Don Gregorio Marañón o el muy conocido Don Mariano Barbacid o simplemente el médico de familia que nos ve cada día, a ninguno se le ha ocurrido la brillante idea gestada y parida con loas y exaltaciones en ese núcleo de sabiduría que es el Instituto Andaluz de la Mujer, que deja a la altura del betún al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, tan pobre él.
Caí en la cuenta de que me había dejado tomar el pelo por mi amigo con lo del protocolo de género y demás sandeces, y tiré el periódico a la papelera.
Cuando acabó de leer, se sonrió con aires de haber entendido el mejunje aquel y sin más me dijo: «El Instituto Andaluz de la Mujer (no sé si hay otro del Hombre, pensaba yo) pretende que “tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de las enfermedades, tenga una respuesta distinta según el sexo del paciente”. (¡Anda qué invento! decía para mis adentros) La presidenta del Instituto entiende que “la medicina ha sido una ciencia ‘tradicionalmente androcéntrica’, de forma que "ha tratado la salud de las mujeres de manera similar a la de los hombres" y esa es la razón por la que el Instituto de la Mujer (no sé si hay otro del Hombre, volví a mi pensamiento) va a elaborar un plan de salud que incorpore “la perspectiva de género” para el tratamiento de las dolencias. ¿A que es fácil?».
Eureka, dije yo como diría Arquímedes, pero sin entender nada.
-A ver si entiendo, le pregunté. Si en un matrimonio joven el hombre se queda embarazado (porque con las clases de matrimonios que hay ahora todo puede ocurrir) el ginecólogo ¿le debe dar un tratamiento distinto al de la mujer? Exacto, veo que lo entiendes, respondió.
-¡Oye! Y si la mujer tiene una Hiperplasia prostática benigna o sea un aumento de tamaño de la próstata, ¿qué remedio le pone la uróloga? Respuesta: Creo que lo mejor es un tratamiento de finasterida y la dutasterida que reduce el tamaño de la glándula prostática. Estas medicinas entran en el protocolo con perspectiva de género. Aaaaaah, claro, el protocolo, contesté.
Mi joven amigo, que dicho sea de paso es parte de un matrimonio sine die, no como esos arrejuntamientos con fecha de caducidad, es un tío muy leído y moderno y tiene respuestas para casi todo. Pero a mí no me sacó del lio mental que tenía y seguí erre que erre:
-Supongamos que me duele la cabeza. Abro el botiquín, cojo una pastilla de paracetamol y me la tomo. Oye, y si el dolor es de mi mujer, qué. Aquí quise pillarlo pero el muy sabelotodo va y me dice: Según lo previsto en el plan de ayuda con perspectiva de género, y el protocolo anexo la médica de tu mujer le debe recetar paracetamola. (Hay que ver lo que mola este tío, pensé)
Me invitó al café, se fue y yo seguí cavilando en lo que avanza la ciencia impulsada por entes de tanta excelencia como el Instituto Andaluz de la Mujer (¿hay o no otro del Hombre?).
Desde los antiguos sabios de la medicina como el centauro Quirón, los griegos Hipócrates y Galeno; Ramessen y sus papiros, Alcmenón de Crotona; Asclepíades, considerado como un dios; y otros que vivieron siglos antes de Cristo en el antiguo Egipto, en Grecia, o en Roma; pasando por los curanderos y brujos de las tribus indias; o por los premiados con el Nobel de Medicina: Ramón y Cajal; Fleming; Herman Müller, Severo Ochoa; Dewey Watson; Robert Edward; y no digamos Don Gregorio Marañón o el muy conocido Don Mariano Barbacid o simplemente el médico de familia que nos ve cada día, a ninguno se le ha ocurrido la brillante idea gestada y parida con loas y exaltaciones en ese núcleo de sabiduría que es el Instituto Andaluz de la Mujer, que deja a la altura del betún al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, tan pobre él.
Caí en la cuenta de que me había dejado tomar el pelo por mi amigo con lo del protocolo de género y demás sandeces, y tiré el periódico a la papelera.
lunes, 16 de mayo de 2011
EL CURA DE PUEBLO
Esa mañana me mostré reacio a hablar de política con mi compañero del andar mañanero para no malhumorarnos el resto del día. Como días antes había sido la Beatificación del Papa Juan Pablo II lo saqué a colación para saber su opinión, pero solo me miró para decir que no la había visto en la tele. Hice un comentario sobre la grandeza de ese hombre santo y mi colega asintió pero poco más. No era la primera vez que comprendía que las cosas de la Iglesia y de la religión no van con él… por los curas. ¿Los curas? Qué manía le tienen muchos. Aproveché para lanzar una pregunta al aire, “¿Por qué la gente se mete tanto con los curas? ¿Hacen algo malo?”. Aludió a los curas pederastas tal vez para justificarse, y nada más. Un poco irritado le hice ver la cantidad de misioneros y monjas que viven en el submundo de otras tierras con gente enferma y necesitada; los curas que dan consuelo a los presos y desesperados; los laicos que sirven a la Iglesia en los comedores sociales de Cáritas para dar de comer al pobre. Y me quedé corto. Como todos esos misioneros, monjas, o curas no tienen sitio en la tele porque no cobran nada a cambio de su impagable servicio, es como si no existieran.
La familia de mi caminante amigo,-familia que no conozco- es muy religiosa por lo que él me cuenta. En la charla me dijo que uno de sus hijos le había felicitado la Pascua de Resurrección, y él, extrañado, no supo qué hacer ni qué decir. Le aclaré que, así como es normal felicitarse en Navidad, también hay que felicitarse en la Pascua de Resurrección. La primera es la fiesta de la Venida de Cristo al mundo nacido de Mujer, y la otra su Resurrección para confirmar la Redención del hombre. Ambas fiestas son las más importantes de los cristianos.
Volviendo al punto de los curas le dije que a mí me gusta el cura de pueblo, que comparte su soledad con el breviario y es un sanador nato de almas. Se terminaba el paseo y acabamos hablando de la gente del Opus, del Papa Benedicto XVI, de la Madre Teresa de Calcuta así nos despedimos hasta otra mañana temprano como siempre.
Regresé a casa pensando en el cura de pueblo, y me vinieron a la memoria algunos a los que había conocido desde niño. El primero fue Don Juan Gallego Mirón que me bautizó. Pero hay un recuerdo imborrable de la tarde del Viernes Santo de allá por los años 50 del pasado siglo, cuando se celebraba un multitudinario Vía Crucis por calles del Pueblo y de La Loma con la Imagen de Cristo Crucificado llevado en su trono por algunos hombres. Dirigían el rezo Don Andrés Martínez Segura y Don Gines Serrano, párrocos de Santa María y de la Concepción respectivamente, y recuerdo cómo subían a los balcones de casa en casa para desde allí hacerse oír en las catorce estaciones. Para aligerar el paso se remangaban un poco la sotana y se les veía el bajo del pantalón, lo que a mí me sorprendía.
Don Andrés era un cura enérgico. A veces lo encontraba con el viatico por la calle acompañado de un monaguillo que avisaba con una campanilla, y había que arrodillarse por temor a una mirada inquisitorial. En la misa, sabía que algunos hombres se ponían cerca de la entrada para salirse a fumar mientras él predicaba el púlpito. Ya en el púlpito y antes de empezar el sermón mandaba al sacristán a cerrar con llave la cancela y así los de fuera “no oían la misa”. ¡Cómo han cambiado las formas! No así la labor del cura de pueblo que tiene que lidiar con los que no lo tienen como santo de su devoción.
La familia de mi caminante amigo,-familia que no conozco- es muy religiosa por lo que él me cuenta. En la charla me dijo que uno de sus hijos le había felicitado la Pascua de Resurrección, y él, extrañado, no supo qué hacer ni qué decir. Le aclaré que, así como es normal felicitarse en Navidad, también hay que felicitarse en la Pascua de Resurrección. La primera es la fiesta de la Venida de Cristo al mundo nacido de Mujer, y la otra su Resurrección para confirmar la Redención del hombre. Ambas fiestas son las más importantes de los cristianos.
Volviendo al punto de los curas le dije que a mí me gusta el cura de pueblo, que comparte su soledad con el breviario y es un sanador nato de almas. Se terminaba el paseo y acabamos hablando de la gente del Opus, del Papa Benedicto XVI, de la Madre Teresa de Calcuta así nos despedimos hasta otra mañana temprano como siempre.
Regresé a casa pensando en el cura de pueblo, y me vinieron a la memoria algunos a los que había conocido desde niño. El primero fue Don Juan Gallego Mirón que me bautizó. Pero hay un recuerdo imborrable de la tarde del Viernes Santo de allá por los años 50 del pasado siglo, cuando se celebraba un multitudinario Vía Crucis por calles del Pueblo y de La Loma con la Imagen de Cristo Crucificado llevado en su trono por algunos hombres. Dirigían el rezo Don Andrés Martínez Segura y Don Gines Serrano, párrocos de Santa María y de la Concepción respectivamente, y recuerdo cómo subían a los balcones de casa en casa para desde allí hacerse oír en las catorce estaciones. Para aligerar el paso se remangaban un poco la sotana y se les veía el bajo del pantalón, lo que a mí me sorprendía.
Don Andrés era un cura enérgico. A veces lo encontraba con el viatico por la calle acompañado de un monaguillo que avisaba con una campanilla, y había que arrodillarse por temor a una mirada inquisitorial. En la misa, sabía que algunos hombres se ponían cerca de la entrada para salirse a fumar mientras él predicaba el púlpito. Ya en el púlpito y antes de empezar el sermón mandaba al sacristán a cerrar con llave la cancela y así los de fuera “no oían la misa”. ¡Cómo han cambiado las formas! No así la labor del cura de pueblo que tiene que lidiar con los que no lo tienen como santo de su devoción.
lunes, 4 de abril de 2011
LECTURA DOMINICAL.
Se cumple en estos días el sexto aniversario de la muerte del Papa Juan Pablo II que, dicho sea de paso, será beatificado el 1 de mayo próximo, día de la Divina Misericordia.
Alguna prensa le dedica artículos como el del periodista Ángel Gómez Fuentes, acreditado en Roma del que, con su venia, voy a tomar prestados algunos de sus párrafos. Escribe este corresponsal que le impresionaron de Juan Pablo II, -al que considera el “principal líder mundial del último cuarto del siglo XX”-, “su fe rocosa y su recogimiento en la oración” hasta tal extremo que en un viaje a Méjico “se pasó una noche entera de rodillas en la capilla de la nunciatura, y se le formaron callos en sus rodillas”.
“Tras haberle acompañado en setenta viajes por más de cien países, -continúa-, de Juan Pablo II me han conmovido seis virtudes que sirven para entender las claves de su pontificado: era un gran comunicador; un misionero incansable; un Papa carismático; con una fe rocosa (esto lo repite); tenía una gran pasión por el hombre, y conservó el buen humor”.
Lo más importante era el contenido de sus mensajes: “La parte central de su mensaje- según Joaquín Navarro Valls, que fue su portavoz- era plantear el carácter trascendental de la persona. A toda una generación mostró que es inevitable afrontar el tema de Dios y que no se puede entender el ser humano sin Dios”.
El articulista cuenta que Bill Clinton, presidente de EE. UU., ha escrito en sus memorias que en un encuentro con Juan Pablo II “me dio una lección de política… y me horrorizaría tener que enfrentarme a él en unas elecciones”.
Además de Clinton, el Papa tuvo encuentros con Gorbachov, Lech Walesa, el general polaco Jaruzelski, George Bush y otros muchos, y a todos sorprendió.
El texto termina recordando el mensaje que lanzó el Papa al comienzo de su pontificado que “es una frase de esperanza ¡No tengáis miedo, abrid la puertas a Cristo!”
Paso página de Ángel Gómez Fuentes y centro mi lectura dominical en un artículo de Arturo Pérez-Reverte, escritor reconocido, que titula ‘Ese monumento de papel’, todo él referente a la Biblia. Tampoco me resisto a pedir su venia virtual para comentarlo aquí. Gracias.
“¿Tienes la Biblia que acaba de sacar la Conferencia Episcopal?” –pregunta al librero amigo de siempre- y éste respira “¿Una Biblia a tus años?, y yo le digo debería darte vergüenza. Ya sé que no vas a misa ni yo tampoco, pero no estamos hablando de opio del pueblo, sino de cultura, chaval. De uno de los caudales de sabiduría que nos hizo lo que somos, Viejo y Nuevo Testamento, cultura judeocristiana que, combinada con el Islam mediterráneo, Grecia, Roma y toda la parafernalia, hizo lo que llamamos Europa y de rebote Occidente…aunque a esa vieja Europa, en tiempos referente moral del mundo, cuna de derechos humanos y crisol de cultura, ya no la reconozca ni la madre que la parió”.
Sigue el relato: “Una semana después tengo la nueva Biblia. Es un ejemplar con la nueva traducción canónica de los textos sagrados al castellano, que será utilizada en todos los actos litúrgicos y catequéticos, o como se diga, de la Iglesia Católica de aquí. La Biblia oficial en lengua de Cervantes. Esto lo convierte en libro de extraordinaria importancia; pues, aparte la lectura íntima que haga cada cual, su texto, leído en misa y utilizado a partir de ahora en las actividades relacionadas con el asunto, influirá directamente, en la lengua que hablan y escriben varios millones de católicos de habla hispana”.
“La Biblia es también, y sobre todo, un magnífico caudal de diversión, reflexión y conocimiento. Un monumento indispensable para comprender sobre qué cañamazo se tejió lo que algunos cabrones reaccionarios y gruñones como el arriba firmante todavía llamamos, con una mezcla de melancolía y de guasa escéptica, cultura occidental; dicho sea sin ánimo -o con ánimo, qué puñetas- de ofender. En ese contexto, la Biblia es una fuente extraordinaria de relatos, aventuras, batallas, traiciones, amores, emociones y simbolismos; materia de la que hace tres mil años viene nutriéndose el mundo civilizado y que inspiró a los más grandes filósofos y artistas de todas las épocas; literatura, música, pintura y cine incluidos. Nadie que busque lucidez e inteligencia, que quiera interpretar el mundo donde vive y morirá, puede pasar por alto la lectura, al menos una vez en la vida, del libro más famoso e influyente -para lo bueno y lo malo- de todos los tiempos. El Antiguo y el Nuevo Testamento, para unos historia sacra y revelación divina, y para otros llave maestra de cultura e ilustración, son imprescindibles para comprender cómo llegamos aquí, lo que fuimos y lo que somos. Compadezco a quien no tenga un Quijote y una Biblia en casa, aunque sólo sea para decorar un mueble y leer cuatro líneas de vez en cuando. Sólo la Biblia, releída una y otra vez, bastaría para colmar una vida entera. Oponer prejuicios a la Biblia es como oponerlos a una catedral: no hace falta creer en Dios para visitarla y admirar su belleza”.
Alguna prensa le dedica artículos como el del periodista Ángel Gómez Fuentes, acreditado en Roma del que, con su venia, voy a tomar prestados algunos de sus párrafos. Escribe este corresponsal que le impresionaron de Juan Pablo II, -al que considera el “principal líder mundial del último cuarto del siglo XX”-, “su fe rocosa y su recogimiento en la oración” hasta tal extremo que en un viaje a Méjico “se pasó una noche entera de rodillas en la capilla de la nunciatura, y se le formaron callos en sus rodillas”.
“Tras haberle acompañado en setenta viajes por más de cien países, -continúa-, de Juan Pablo II me han conmovido seis virtudes que sirven para entender las claves de su pontificado: era un gran comunicador; un misionero incansable; un Papa carismático; con una fe rocosa (esto lo repite); tenía una gran pasión por el hombre, y conservó el buen humor”.
Lo más importante era el contenido de sus mensajes: “La parte central de su mensaje- según Joaquín Navarro Valls, que fue su portavoz- era plantear el carácter trascendental de la persona. A toda una generación mostró que es inevitable afrontar el tema de Dios y que no se puede entender el ser humano sin Dios”.
El articulista cuenta que Bill Clinton, presidente de EE. UU., ha escrito en sus memorias que en un encuentro con Juan Pablo II “me dio una lección de política… y me horrorizaría tener que enfrentarme a él en unas elecciones”.
Además de Clinton, el Papa tuvo encuentros con Gorbachov, Lech Walesa, el general polaco Jaruzelski, George Bush y otros muchos, y a todos sorprendió.
El texto termina recordando el mensaje que lanzó el Papa al comienzo de su pontificado que “es una frase de esperanza ¡No tengáis miedo, abrid la puertas a Cristo!”
Paso página de Ángel Gómez Fuentes y centro mi lectura dominical en un artículo de Arturo Pérez-Reverte, escritor reconocido, que titula ‘Ese monumento de papel’, todo él referente a la Biblia. Tampoco me resisto a pedir su venia virtual para comentarlo aquí. Gracias.
“¿Tienes la Biblia que acaba de sacar la Conferencia Episcopal?” –pregunta al librero amigo de siempre- y éste respira “¿Una Biblia a tus años?, y yo le digo debería darte vergüenza. Ya sé que no vas a misa ni yo tampoco, pero no estamos hablando de opio del pueblo, sino de cultura, chaval. De uno de los caudales de sabiduría que nos hizo lo que somos, Viejo y Nuevo Testamento, cultura judeocristiana que, combinada con el Islam mediterráneo, Grecia, Roma y toda la parafernalia, hizo lo que llamamos Europa y de rebote Occidente…aunque a esa vieja Europa, en tiempos referente moral del mundo, cuna de derechos humanos y crisol de cultura, ya no la reconozca ni la madre que la parió”.
Sigue el relato: “Una semana después tengo la nueva Biblia. Es un ejemplar con la nueva traducción canónica de los textos sagrados al castellano, que será utilizada en todos los actos litúrgicos y catequéticos, o como se diga, de la Iglesia Católica de aquí. La Biblia oficial en lengua de Cervantes. Esto lo convierte en libro de extraordinaria importancia; pues, aparte la lectura íntima que haga cada cual, su texto, leído en misa y utilizado a partir de ahora en las actividades relacionadas con el asunto, influirá directamente, en la lengua que hablan y escriben varios millones de católicos de habla hispana”.
“La Biblia es también, y sobre todo, un magnífico caudal de diversión, reflexión y conocimiento. Un monumento indispensable para comprender sobre qué cañamazo se tejió lo que algunos cabrones reaccionarios y gruñones como el arriba firmante todavía llamamos, con una mezcla de melancolía y de guasa escéptica, cultura occidental; dicho sea sin ánimo -o con ánimo, qué puñetas- de ofender. En ese contexto, la Biblia es una fuente extraordinaria de relatos, aventuras, batallas, traiciones, amores, emociones y simbolismos; materia de la que hace tres mil años viene nutriéndose el mundo civilizado y que inspiró a los más grandes filósofos y artistas de todas las épocas; literatura, música, pintura y cine incluidos. Nadie que busque lucidez e inteligencia, que quiera interpretar el mundo donde vive y morirá, puede pasar por alto la lectura, al menos una vez en la vida, del libro más famoso e influyente -para lo bueno y lo malo- de todos los tiempos. El Antiguo y el Nuevo Testamento, para unos historia sacra y revelación divina, y para otros llave maestra de cultura e ilustración, son imprescindibles para comprender cómo llegamos aquí, lo que fuimos y lo que somos. Compadezco a quien no tenga un Quijote y una Biblia en casa, aunque sólo sea para decorar un mueble y leer cuatro líneas de vez en cuando. Sólo la Biblia, releída una y otra vez, bastaría para colmar una vida entera. Oponer prejuicios a la Biblia es como oponerlos a una catedral: no hace falta creer en Dios para visitarla y admirar su belleza”.
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